domingo, 12 de octubre de 2014

Conociendo a mis compañeros de facultad

Estaba llegando casi a la mitad de mi primer año de facultad. Con los compañeros no había todavía mucha confianza, nos ibamos conociendo con el compartir en las clases y alguna que otra salida tranqui. Hasta que llegó el día del cumpleaños de una de las chicas de la comisión.

Nos juntamos a comer en la casa de la cumpleañera. Habíamos ido casi todos. Al lado mio se sentó Manuel. Manuel era un chico de mi edad, 19 años, que estaba enamorado de mi. Chateabamos casi todos los días, me dedicaba canciones y decía cosas lindas... Yo para no parecer forra no lo cortaba de una, pero trataba de no seguirle mucho la corriente aunque el chabón estaba re enamorado (no se de que, nunca le había dado demasiada bola). Cuestión que el flaco quería ponerse de novio (casarse, tener hijos, bla bla). Tenía esa mentalidad. 

Esa noche, entre tanta insistencia, terminé regalandole un beso. Primero fue un pico, como para decir "capaz se deja de molestar" pero no. Me lo terminé tranzando. Se notaba su inexperiencia pobre... el problema fue que él se pensó que ya "eramos algo". Me agarraba la mano, estaba siempre atento a si quería servirme algo y él iba y me lo buscaba. Ya de amable se estaba poniendo pesado. Pero ya la cagada me la había mandado. 

En un momento me levanto y voy al baño. Cuando llego, estaba ocupado. Se abre la puerta y sale Nicolás, otro chico de nuestra comisión. Este pibe tenía novia. También chateabamos seguido, pero a otro nivel. Me contaba los problemas que tenía con la novia, le daba tips para el sexo, hasta habíamos tenido charlas bastante subidas de tono. Pero nunca había pasado a mayores. 

Cuando nos encontramos ahi solos se me puso adelante y no me dejaba pasar. 

- Dale boludo, dejame pasar! 
- Te viniste linda hoy... muy corta esa pollera, asi salis siempre? 
- Dale Nico. Si, salgo siempre asi. 
- No tenés frio? - Me dijo mientras me avanzaba arrinconandome contra la pared 
- ya fue, Nico, tenés novia.- error. Al decir esto, le quise decir que si no la tuviera le daba (cosa que no estaba muy errada). 

Me pidió disculpas y me dejó entrar al baño. Pero él se metió atrás mio y cerró la puerta. "Tarado que hacés!" le grité. Se me vino encima, me agarró la cabeza y me comió la boca. Al principio quise zafarme, pero terminé cediendo. Me dió vuelta y me apoyó su pija en la cola. Se sentía ya dura. Sus manos empezaron a levantar mi remera y buscaron mis tetas. Una bajó hasta mis piernas, levantó mi pollera y me rozó los muslos en la parte interna. Dejé escapar un gemido y sentí como mis piernas se aflojaron y abrieron incitando a que sus dedos encontraran mi concha. 

"No, Nico está mal esto" le dije entre gemidos. Mi mano no pensaba lo mismo, ya que buscó su bulto. Lo empecé a tocar y recorrer por encima de su pantalón (hasta acá nomás llega?? pensé.. jeje pobre). Él me quería coger, pero ahi no daba... aunque la situación me ponía muy caliente. 

Lo agarré y lo empujé contra la puerta. Le bajé el pantalón y me arrodillé a devorarle la pija. La agarré con una mano y jugué con mi lengua en su cabeza. No la tenía muy larga, asi que me la empecé a meter toda en mi boca. Mi nariz chocaba en su panza. Su pija salía cada vez con más saliva, que me encargaba de desparramar por todo su tronco con mi lengua. 

Alguién golpeó la puerta. Nico respondió "ocupado!" mientras yo seguía chupandosela. La situación, lejos de detenerme, me excitó aun más. Se la chupé con más fuerza, hasta que noté como se empezó a poner duro. Me acordé de experiencias pasadas, de terminar con la ropa manchada de leche. No tuve mejor idea que meter la cabeza en mi boca y dejar que acabara adentro. A medida que iba acabando, iba escupiendo la leche sobre su pija, aunque algo me tuve tragar. Me levanté, y me fui a lavar. Tenía leche chorreando por los labios. Un asco estaba. Nico salió, yo me limpié un poco y salí al rato. El que estaba esperando era un invitado que no conocía (por suerte), que no entendía nada (bah, si entendía, no lo podía creer). 

Volví a la mesa y Manuel mi enamorado me esperaba. No pude evitar que me volviera a besar. De reojo vi como Nico se reía, pensando que hacía un minuto me había largado toda su leche en la misma boca que él estaba besando. Me sentí un poco mal. Pero bueno. 

Después de comer, nos fuimos a un bar a tomar algo. Era bastante tranquilo el lugar, pasaban más rock nacional que música para bailar. Manuel seguía al lado mio y no se me despegaba. 

En la barra vi que estaba un chico que conocía. Era árbitro de hockey. Lo fui a saludar, y aproveché para despegarme un poco del otro pesado. Nos quedamos charlando un rato, me regaló consumisiones asi que tomé gratis toda la noche (asi terminé). En un momento me dice "tengo que ir a buscar unas cosas atrás, me acompañás?". 

La inocente pensando solo en no tener que volver con Manuel, aceptó. El depósito, en realidad era la terraza del bar. Cuando él vio que tenía frio, se acercó y me abrazó. A los 10 segundos estábamos chapando mal. Bajó su mano hasta mi pierna y la empezó a subir. La metió por debajo de mi pollera y enterró sus dedos entre mis cachetes del culo. Con la calentura que portaba ya desde el episodio anterior, tardé 1 segundo en arrancarle el jean y agacharme a chuparsela. 

Así nomás como estábamos, me dió vuelta y me apoyó contra unas sillas rotas. Levanté mi cola. Me enterró la pija de una. Estaba empapada, con una calentura acumulada muy peligrosa. Me cogió con fuerza por un rato, no muy largo. A esa velocidad no podía aguantar mucho (además, tenía que volver a trabajar). 

Cuando estuvo por acabar, me pidió largar todo en la cola pero le dije que no, porque después se me ensuciaba la ropa. Asi que otra vez, me agaché y dejé que me acabara en la boca. Abrí la boca y dejé que descargara adentro, mientras que yo escupía el semen en el piso. Un poco me chorreó, pero por suerte no me manchó nada. Bajamos, él volvió a la barra y yo salí disparada al baño. 

"Donde estabas linda?", me dijo Manuel cuando volví. Le agarré la cara y le comí la boca de vuelta. Callate man! El flaco encima seguía acariciandome la mano como si fuese la novia. Ya me había cansado. En un momento que se levantó al baño, se me acercaron Nico (al que se la había chupado) y Santiago, otro de los compañeros de la facu. 

"se te re pegó, boluda!", me dijo riendo. No sabía como sacarmelo de encima. Santi se ofreció a llevarme en el auto cuando terminara la noche asi no tenía que volverme con Manuel. Le agradecí y seguimos charlando por un rato más. 

Llegó el momento de irse. Santi se acercó y se ofreció llevarme. Manuel (que no tenía auto) se quedó mirando sin entender nada. "Uhh ya tengo el auto completo Manu, y además voy para otro lado", le dijo Santi. Me sentí un poco mal, pero se había zarpado en bueno... un poco está bien, pero hay veces que se necesita una dosis de hijaputez que a las minas nos encienden de una forma especial. 

En el auto quedamos Nico, atrás conmigo, Santi que manejaba y Jonatan. Nico estuvo todo el viaje queriendo meterme mano. Me resistí hasta donde pude, pero ya a esa altura tenía mucho alcohol en sangre y no pensaba muy claramente. "Vamos a casa?" tiró la idea Santi. "Te prendés Juli?" me dijeron... "Si. Pero él no." dije señalando a Nicolás. "No hago más nada con gente que está de novia". Los intentos por hacerme cambiar de opinión fueron en vano, y los otros dos al ver que yo arrancaba, terminaron convenciéndo a Nicolás y lo dejaron en su casa. 

Fuimos entonces los 3 hasta la casa de Santi. Apenas entramos me sentaron en un sillón y levantando mi pollera Jona se tiró a chupar mi concha. Santi puso su pija en mi boca. Esta si que era grande. Me entraba solo hasta la mitad. No veia la hora de sentirla bien profundo en mi concha... pero esa lengua se sentía tan bien. 

Jona se paró, ya desnudo, y se puso entre mis piernas. De una me clavó, mientras yo seguía chupando el pijón de Santi. "Dejame a mi", dijo Santi. Cuando ellos cambiaron de posición, yo aproveché para cambiar también. me puse en 4 arriba del sillón, ofreciendo la vista de mi cola. "No te puedo creer el orto que tiene esta pendeja" dijeron casi al mismo tiempo. 

Santi me agarró de mis caderas y con un fuerte empujón me clavó su pija hasta el fondo. Primero grité de dolor, pero no pasó mucho tiempo hasta que gritaba pero pidiendo más y más fuerte. Jona me puso la pija en la boca. Ahora ya no me importaba ensuciar nada. Cuando iba a acabar, sacó su pija y pajeandose en frente mio me largó dos disparos terribles de leche en mi cara. Agarré su pija y la limpié con la boca mientras Santi por atrás seguía taladrándome la concha con fuerza. Me limpié la cara en su panza. 

Santi sacó su pija y me acabó en la cola. Sentí mucha leche caliente en los cachetes y como apoyando su pija en mi espalda y seguía dejando chorros hirviendo. "Desparramame la leche en la espalda" le pedí. "Queee??? estás loca!!", me dijo con asco, como si tocar su propia leche lo haría "menos hombre"... "Dale no te hagás el fino tarado..." le dije arqueando mi espalda y levantando la cola... No se pudo resistir mucho y con un poco de asco pasó su mano por mi espalda, distribuyendo su descarga por mi cuerpo. 

Esa noche lo único que no entregué fue el culo. Me cogieron un par de veces más hasta que se hizo tarde y tuve que volver a casa. Me llamaron un taxi, me abrieron la puerta y me fui. El taxi me lo pagaron ellos. Cuando llegué a mi casa, me bañé por un largo rato, pero lo que quería limpiar no salía con nada: la sensación de lo puta que era. 

sábado, 4 de octubre de 2014

Niñera enculadísima

Otro de mis relatos eróticos con la niñera tetona es que al haber probado mi verga por primera vez, estaba plenamente convencido que se iba a desencadenar una serie de encuentros sexuales con esta chica que dicho sea de paso, mostraba una severa adicción al sexo y depravación de gran nivel.
Y es que en cierta ocasión mi mujer realizó un viaje donde sus padres que querían estar con el niño un fin de semana, ella comentó que tenia tiempo de no visitarlos y queria aprovechar la oportunidad de visitarlos en sus vacaciones.
Me dijo que se iría un jueves para regresar domingo pr la mañana, claro, yo por mi trabajo no podía acompañarla por lo menos jueves y viernes, pero le dije que llegaría sábado a lo que ella respondió que estaba de acuerdo.
Sin embargo, el dia jueves que ella se fue, yo empecé a sentirme muy quebrantado de salud, pedí permiso en el trabajo para ir donde el doctor y en efecto, me fui a media tarde y me diagnosticaron una temperatura de 40° acompañada de un proceso gripal y dolor de cuerpo que en pocas palabras me sentía amolado, hecho mierda¡¡En la clinica me pusieron una inyección y me recomendaron reposo absoluto, más unas pastillas para el malestar en general, y en efecto, me fuí a casa a eso de las 7:30 pm llego, estaciono el vehículo y al entrar a la casa veo que Elsy, la niñera tetona estaba afanada en lo mejor de planchar la ropa de la semana, le saludé : Buenas noches, como ha estado todo?? alguna novedad??, ella me respondió que todo bien, nada nuevo, solo que le vino un sobre con correspondencia, me lo entregó y era un recibo de servicio de internet.
ahh muy bien, gracias¡¡ le respondí, ella notó que estaba muy mal de salud y me ofreció algo de comer: ¨si gusta le preparó cena¨me dijo y le respondí: no gracias, no tengo nada de hambre, es más ya me iré a descansar estoy en estado gripal y con temperatura, y me duele mucho el cuerpo le dije y le agradecí por su amabilidad, ella respondió de acuerdo, no se preocupe y descanse, yo ya casí termino de planchar.
Me fui a la habitación y neta que no me apetecía coger en ese momento, me puse mi pijama e inmediatamente caí desvanecido en la cama durmiendome inmediatamente por el efecto de la inyección que me pusieron en la clínica. y así paso el tiempo, recordé sudando y vi el reloj, eran las 11:30 pm sentí que habia dormido un largo rato, al poco tiempo volvi a dormirme nuevamente cuando a lo lejos sentí que abrieron la puerta de la habitación, era Elsy que, sigilosamente se acercaba a mi cama, se sentó lentamente y me quitó la sábana que me cubría, luego continuó despacio con mi pijama hasta que me dejo en boxer y yo estaba más dormido que despierto, y luego continuo tocándome la cabeza me dio un beso y tocó la cara como tanteando que tanto tenia de temperatura, yo estaba que quemaba todavia, y ella acariciándome bajo sus manos a mis partes y me retiro el boxer, entonces ya tenia a su disposición mi verga y mis huevos, empezó acariciandome los huevos me le dio un beso a la cabeza de mi verga y lentamente me empezó a masturbar, seguia en ese ritmo hasta que logró ponérmela dura, tiesa como a ella le encantaba, acto seguido se acostó a mi lado y me ponia sus piernas encima de mi estomago y las bajaba lentamente hasta llegar a mi verga y me acariciaba todo, lentamente fui despertando y ella me dijo que  ¨estaba bien que despreciara la cena, pero a mi no me vaya a despreciar¨. en ese momento la abracé y le pregunté si no le importara que estuvera enfermo y ella respondió ¨yo lo voy a curar, con mis encantos¨
Pude notar que Elsy llegó a mi habitación en un Baby Doll color negro y se había puesto un hilo dental muy erótico, se sentó en mi abdomen y me ponia sus tetas en mi cara para que se las mamara y yo ni lento ni perezozo comenzaba a soltar los demonios eróticos que llevo dentro, me quité la camisa y estaba completamente desnudo con un calenturon que me empezaba a valer verga, todo por las perras ganas de coger que empezaba a sentir. total luego de besarnos y jugar con nuestros miembros ella me pidió que hiciéramos un 69 y así fue, empecé a chuparle su rajita que se la había rasurado y le olía bien rico y cada vez que le mordía el clítoris eran gemidos de placer que soltaba, ella seguía chupando mi rabo me lo chaqueteaba, se daba con el en la cara, se lo restregaba en sus enormes tetas y sin más que esperar me dijo que se queria subir en mi un rato, a lo que accedí a complacerla.
Ella me cabalgaba con gran placer y gozaba con gran pasión, se entregaba mucho a la situación, como yo la complacía en sus deseos, como todo amante lo hace con la otra mujer, ella sentía un gran gozo estar conmigo y yo igual me acostumbré rápido a ella.
Seguimos en lo mejor de coger y nos sentamos en la cama viendonos uno a otro en una posición que le gustaba a ella porque nos cruzabamos las piernas y la penetraba de tal forma que quedabamos frente a frente y así nos moviamos, abrazados empiernados nos movíamos como fieras en celo, luego se tumbó sobre la cama de modo que me mostraba su coño bien carnudo e hinchado por cierto, para que la perforará de torito, en ese instante le agarre las nalgas y nuevamente le mamé la torta porque me gustaba mucho como le olia, ese olorcito me ponía mas templado el pico y empecé a cogerla lentamente hasta que fui más rápido y ella me decía: ¨dámelo¡¡ dámelo, dámelo rico mi amor¡¡ cogeme como tu puta que soy¡¡¡ destrozame el culo con tu verga¨, sigue sigue papi ummm que rico coges¡¡ que rico estas papacito¡¡ dame tu lechita rica¡¡¡
Yo no quería terminar todavia, ella estaba que de un rato a otro explotaba, fue así que se abrío las piernas y me dijó : ¨chupame otra vez mi amor¡¡ quiero que me hagas terminar con tu rica lenguita¨ y yo inmediatamente le acaricié con pasion sus labios vaginales ella estaba que reventaba y se movia su torta buscando mi lengua y empecé a chuparle la rajita, y noté que con un beso apasionado en su clitoris se corria y me dijo:ahhyy si mi amor que rico me voy me voy a correr ummmm sabroso y gritó de placer¡¡
Le metí la verga y le provoqué otro segundo orgasmo y estabamos bien afianzados uno a otro que en el momento mi verga se disponia a explotar tambien y le preguntaba si queria mi leche en sus tetas o en su torta? ella me dijo como sea lo importante es que quiero hacerte acabar, me gusta ver tus correntadas de leche que me tiras, entonces saque mi verga y se la puse en medio de sus tetas, estaba a punto de recibir un collar de perlas con una cabada descomunal y en efecto le agarré sus dos tetas apresionando my verga cuando sas¡¡ salían grandes ráfagas de semen que a ella le caían en la cara, en el cuello, en su cabello, hasta en los ojos, ella me la agarró y empezó a descremarme sacando la última gota de leche¡¡¡ luego caí tendido en la cama, sudaba como nunca  antes lo habia hecho¡¡
ella me dijo, ¨no se vaya a bañar porque le va a hacer daño, mejor espere, le traeré un huacal con agua y jabón y yo lo lavaré de ahi¨. yo me quedé impresionado por la forma como me atendía, me lavó con delicadeza mis genitales con agua y jabon y luego me los secó con su toalla, despues me dijo que si yo quería se quedara a dormir conmigo y le dije como usted guste, y asi fue, ella se quedó a mi lado y nos dormimos desnudos un buen rato, ella me abrazó con pasión como si ya fueramos marido y mujer, y yo solo pensaba en lo enfermo que habia llegado a casa y cómo habia terminado la noche, total, no me importaba, y veía por el reflejo de la ventana la luz de la luna que alumbraba el cuerpo desnudo de Elsy, y me dije, Puuuuta esta chava ya se enculó de mí, bueno, a complacerla entonces¡¡¡
poco a poco volvía nuevamente a acariciarla, la besaba, le tocaba sus nalgas y ella despertaba lentamente y me decía: papí, estoy rendida, pero sabes que?? cojeme nuevamente, no importa, estas muy rico para que te niegue mi culo, dale con todo¨ me dijo.
y En ese afán seguimos cogiendo con ella otro largo rato, entre mamadas, cogidas, caricias. besos y abrazos, noté que ella estaba deseosa de que la cogiera de torito nuevamente y se tumbó en la cama y abrió su coño y me dijo ¨vaya mi amor entre con todo y huevos¨ empece otra vez , ella se masturbaba el clitoris fuertemente y me decia terminemos terminemos ya que no aguanto, ahora cambie la ténica, la puse armas al hombro, le agarré sus dos piernas yo estaba parado a un lado de la cama y tenia sus piernotas a la altura de mi pecho y ella se retorcía disfrutando el ritmo de mi verga hasta que ella se empezaba a correr me dijo correte vos tambien y en efecto, los dos nos pegamos una destripada de flujos que sentiamos un placer incontrolable¡¡

Cogiendo a la niñera tetona

Resulta que con mi mujer buscábamos a alguien que nos cuidara a nuestro hijo de 3 años, y en ese afán una pariente lejana de ella nos recomendaba una chica de unos 19 años aproximadamente, quien necesitaba el trabajo para ayudar con el sustento a su pequeña familia que vivia en un pueblo fuera de la ciudad capital. En efecto, un sábado por la mañana llegó la pariente de mi mujer y la chica, ese momento yo no estaba en casa, estaba trabajando y al mediodia que llegué me la presentó: ¨mira ella es Elsy¨, me dijo, ¨ella nos cuidará al niño¨ le estreche la mano y le pregunté si anteriormente ya habia trabajado y Elsy me respondió que no, pero que tenia voluntad de hacer bien las cosas y que necesitaba con esmero el trabajo. Ella era morena, estatura de 1.65 mts, cara muy tierna, usaba falda larga abajo de la rodilla, zapatos de medio tacón medio desgastado, una blusa que me impresionó de entrada: bien escotada mostrando sus pechos enormes que me pusieron malo en ese momento y mi verga empezaba a palpitar, diciendo ricas  esas tetas¡¡ tanta fue la impresión mia, que rápidamente noté que de entrada yo le empezaba a simpatizar mucho, pero ella trataba de disimularlo. me disculpé un momento con ella y entré a mi habitación a encender la compu y a trabajar en un proyecto de la universidad. en ese entonces mi mujer se la llevó y le enseñó toda la casa y donde sería su habitación. Yo, incómodo por semejantes melones ya la empezaba a desnudar con mi imaginación a pesar que la falda no daba lugar a medirle el culo y las piernas. Total, empezó a trabajar. el lunes por la mañana cuando ya se habia ido a trabajar mi mujer, escuché que ella ya se habia levantado y se disponia a bañarse, lentamente me acerqué a su habitación que tenia cerca el baño y por un orificio en la pared empecé a apreciar ese manjar que se desnudaba completamente, se quitaba su camizón y luego la tanguita negra, y en ese instante me puse a tope con mi verga bien templada y empecé a dedicarle paja tras paja viendo semejante culo y tetas en pleno baño, miraba con que delicadeza trataba sus enormes e inmaculados pechos y con que sutileza se enjabonaba la rajita algo peluda por cierto, y asi pasé vigiando toda la semana y comenzabamos a entablar pláticas, y poco a poco me fue teniendo mas confianza, hasta que una vez que ella estaba preparándome el desayuno me le acerque al oido y le dije que me gustaba como cocinaba y ella se sonrió y me dijo que lo hacia con delicadeza para mí y justo despues de decirme eso, me besó la mejia¡¡¡ ahhh no lo pensé dos veces y la agarré de la cintura y la besé en la boca y ella igualmente, nos besamos desesperadamente y apasionadamente que  se nos olvidó que habia comida en el fuego y algo se quemó. ella con algo de pena me dijo: ¨mire lo que ha hecho¨ y le dije: no se preocupe, son cosas que pasan. luego que me disponia a ponerme mi camisa para ir a trabajar, ella me siguió al cuarto, cerró la puerta y nuevamente nos besamos y en ese instante le levanté la blusa y empecé a mamarle las tetas, se las mordia, jugaba con ellas, le mordia los pezones y ella gemia de placer a la vez que me agarraba de las nalgas y me las apretaba, luego, me abrió el pantalón y metió su mano en mi verga y empezó a masturbarme, ufff¡¡¡ no lo podía creer que tanto le habia gustado a primera vista que me lo repetía gimiendo y susurrándome al oido que yo le gustaba mucho que queria saborearme todo¡¡¡¡ y le dije: con gusto, aproveche, soy suyo. me pegó una mamada de huevos y una chupada de verga que por un momento sentía que me corria en su cara, pero aproveché de quitarle la ropa, nos desnudamos y en un sillon cerca de la cama empecé a mamarle la torta, le chupaba el clítoris y ella me revolvía el pelo con sus manos, hasta que le abrí las piernas y con verga templada la penetré lentamente y ella saboreaba cada vez que se la metia y sacaba, era tanta la exitacion de ambos que terminamos cogiendo de lo lindo en el suelo, no nos importaba nada¡¡ se me subió encima y veia como se le movian los tremendos tetones de infarto, se los agarraba y ella me los ponia en la cara¡¡ finalmente ella me dijo: ¨le va a agarrar la tarde, terminemos ya¨y en efecto, se puso de torito inclinando su culo para que la penetrara y cuando la tenía bien agarrada, ella se corrió primero y luego me venía yo, saqué mi verga y ella se la puso en sus tetas, masturbándome me hizo terminar en sus enormes tetas y ella gozaba de placer al ver tanta leche derramada, me exprimió hasta la última gota y me tuve que ir a bañar nuevamente¡¡¡ y asi de sabroso empecé el día con una cogida a esa chica que me atendió con un delicioso desayuno¡¡

miércoles, 4 de mayo de 2011

Pasión con mi sobrina

Mi sobrina Raquel se ha convertido en una mujer espectacular, despertaría la pasión en cualquier hombre por la belleza de su cuerpo y el espíritu ardiente y apasionado que se adivina en su rostro dulce. Tiene unos ojos azules y profundos, una larga melena rubia y unos pómulos altos y marcados que le dan un aspecto nórdico y un poco frio
Al principio, los diez años de edad que nos separaban resultaban un abismo infranqueable para sus claros deseos de seducirme (de una manera pura e inocente, claro está) porque era evidente que al no tener padre yo constituía para ella el paradigma de la masculinidad y estaba enamorada platónicamente de mí, pero a medida que fue cumpliendo años ese abismo se fue empequeñeciendo y propiciando que ella cada vez fuera más osada en sus provocaciones y tomara mas iniciativas para atraerme.
Ya con dieciséis o diecisiete años, cuando fuimos a pasar unos días de veraneo a su casa del pueblo, Raquel empezó a mostrarse menos púdica que de costumbre cuando estábamos solos (nunca si su madre o mi mujer andaban cerca) y era rara la vez que no se sentaba “despreocupadamente” frente a mí y me dejaba ver sus bonitas piernas de adolescente y sus braguitas blancas de algodón al final de aquellos muslos largos y tersos. Aquellos episodios me llenaban de turbación y desasosiego, porque si bien la moral y la ética me hacían dirigir la mirada en otra dirección, siempre quedaban en mi retina aquellas imágenes turbadoras de Raquel.
Otras veces iba un poco más allá y me pedía que la sujetara para no caerse con la escusa de coger cualquier cosa, lo que se le ocurriera en ese momento, de algún lugar elevado, como una maleta en el altillo de un armario o un libro que siempre estaba en el último estante de la biblioteca, y así, subida en un taburete o una silla alta, me obligaba a sentir la suavidad de su cintura a través de la tela de sus finos vestidos, a la vez que contemplaba a un palmo de mi cara la piel morena de sus piernas por debajo de unas falditas supercortas.
Cuando llegó a la mayoría de edad, afortunadamente, todo aquello cambió. Me pareció que aquel sarampión juvenil había quedado olvidado para siempre, pues se echó de novio a un mocetón del pueblo de metro noventa que la colmaba de mimos y de arrumacos a todas horas, con lo que yo me creí liberado del peligro de caer en las tentaciones de Raquel, porque puestos a ser sinceros, os tengo que confesar que también yo empezaba sentir una atracción morbosa y antinatural por mi hermosa sobrina, así que llegado el día de su boda, yo fui su orgulloso padrino a falta de su padre y sentí un alivio enorme de mis inquietudes incestuosas.
La llevé del brazo hasta el altar y la entregué a su futuro marido sintiendo en aquel momento una inesperada e inexplicable punzada de celos en mi corazón, la cual me apresuré a enterrar en mi subconsciente porque creía que no estaba bien sentir aquello. Me concentré en pensar que ella estaba preciosa, con aquel vestido de novia tan escotado que dejaba ver gran parte de sus senos, con su alta y atlética figura dibujada en la seda blanca y con el velo de tul dándole un toque misterioso a su mirada azul, pero todo eso se vino abajo cuando en el momento de decir “Si, quiero” sus ojos se dirigieron por un instante a los míos en vez de a los de su marido y volví a ver en ellos aquella mirada perdida y soñadora de sus quince años.
- ¿Tito Joaquín?
- Hola Raquelita, guapa ¿cómo está el niño? ¿se ha puesto peor?
- No, no tito, sólo te llamo para saber si mañana vais a estar en casa
- Bueno, tu tía dobla el turno mañana, pero yo seguro que voy a estar porque tengo libre todo el mes, hasta el uno de septiembre estoy de vacaciones….¿que querías?
- Es que mañana tengo revisión en el hospital, y quería saber si puedes recogerme en la estación, porque Felipe no va a poder llevarme
- Claro que sí ¿a qué hora llega el tren?
- A las ocho y media
A las ocho y media en punto estaba yo como un clavo esperando en la estación y cuando vi a aquella mujer ten hermosa que era mi sobrina con el bebé en brazos avanzar por el andén, sentí revivir en mi interior los viejos demonios del incesto.
Raquel, con la maternidad, había madurado plenamente y a sus veinticinco años estaba más guapa que nunca. Como estaba amamantado al bebé le habían aumentado los pechos y se le marcaban bajo el tejido de su camiseta blanca con toda rotundidad, se le ceñían tanto que se podía distinguir hasta el dibujo del encaje de su sujetador. Llevaba la melena rubia recogida en una cola de caballo y una minifalda vaquera que enseñaba gran parte de sus piernas largas y morenas calzadas con unas alpargatas de cuña, que la hacían todavía más alta de lo que es.
- Hola preciosa ¿no has traído el carrito del niño?
- No, es que en el tren resulta un incordio, y luego en el coche….y en el hospital, mejor lo llevo en brazos, es más cómodo
- Bueno, pues vámonos que tengo el coche mal aparcado
- Bien pero antes dame dos besos, anda, no seas tan descastado que yo te quiero mucho
Cuando me abrazó, un ramalazo eléctrico recorrió todo mi cuerpo, al sentir aquel par de tetas grandes y esponjosas apretándose contra mi pecho a la vez que su mano libre acariciaba mi espalda, como hacía siempre que nos veíamos. Yo no pude resistir la tentación y también acaricié su cintura un poco mas prolongadamente de lo necesario mientras ella me plantaba dos besos húmedos en las mejillas y uno de ellos, como por casualidad me rozó la comisura de los labios.
- ¡Hola Felipito! ¿Me das un beso?
El crio rompió a llorar en cuanto vio que su madre lo acercaba a mis brazos creyendo que lo iba a dejar solo, porque desde que había estado ingresado en el hospital, por una enfermedad gastrointestinal grave, lloraba como una magdalena cada vez que no la tenía cerca y mi sobrina se descomponía y acudía rápidamente a consolarlo, lo que contribuía a empeorar la histeria del niño.
- Perdona tito, pero ya ves como se pone en cuanto lo suelto
- No te preocupes, no pasa nada, los críos tienen estas cosas
Nos montamos en el coche y en apenas diez minutos ya estábamos en la entrada de consultas externas
- ¿A qué hora tienes el pediatra?
- ¿El pediatra? No, no, esta revisión no es para Felipín es para mí
- ¡Ah! ¿Pero estás enferma? No sabía nada
- No tito, es sólo una revisión de rutina
Afortunadamente apenas tuvimos que esperar unos diez minutos sentados en el pasillo para que la auxiliar la llamara por su nombre, porque al ver la cantidad de mujeres que estaban en lista de espera yo me temía lo peor, lo malo es que no habíamos pensado en el niño, y cuando Raquel me lo puso en los brazos y entró en la consulta, se puso a gritar como un verraco. Por más que la madre intentó consolarlo no hubo nada que hacer, por fin le preguntó a la enfermera señalando hacia mí
- ¿El no puede pasar?
- Claro que si, señora, que su marido se ocupe del niño mientras el doctor la reconoce
Al oír eso sentí un pellizco en el estómago, por la emoción. La enfermera me tomaba por su marido y mi sobrina no la sacó del error, lo que hizo que al instante empezara a fantasear y a creer que uno de mis más secretos deseos se podría hacer realidad. Como en una película erótica, ya me imaginaba a Cristina desnudándose delante del médico, y a mí mirándola impunemente y a placer. La veía totalmente desnuda en la camilla, con las piernas abiertas mientras yo espiaba por encima del hombro del galeno y descubría sus mas secretas intimidades.
- Descúbrase señora (La voz del doctor me sacó de mis ensoñaciones calenturientas)
- ¿Me quito todo?
- No es necesario, de momento sólo la camiseta
Cristina, sentada en la camilla, se quedo en sujetador mientras el médico la auscultaba. Era un sostén blanco, sencillo, nada sofisticado. La única concesión a la coquetería era el encaje calado que dejaba transparentar sus pezones grandes y marrones de madre lactante, pero aún así, como yo soy un fetichista empedernido aquello me proporcionó un gran placer. Era como si le robase una parte de su misterio femenino al poder contemplarla con aquella prenda interior ciñéndole los senos apretados y llenos, sumergirme con los ojos en el canalillo oscuro entre las tetas y apreciar la carne blanca y sonrosada que se abultaba un poco en los bordes de la tela del sujetador.
- Por favor señora, desnúdese de cintura para abajo y tiéndase en la camilla. La tengo que reconocer
Aggggg, mi corazón se disparó a doscientas pulsaciones por minuto. Mi sueño se iba a hacer realidad. Ella me miró y sorprendió mis ojos clavados en su pecho y antes de empezar a desnudarse me sonrió, con una sonrisa resignada que parecía decir “Bueno, tito, te voy a proporcionar un agradable espectáculo y eso me hace feliz” pero la enfermera se encargó de echar un jarro de agua fría sobre mi acalorada mente
- Bueno, a ver si el nene no llora y podemos reconocer bien a mamá
Diciendo esto desplegó el biombo, ocultando a mi sobrina de mi vista y haciendo que se esfumaran de golpe mis ilusiones. Además el desgraciado de Felipito, por primera vez en toda la mañana, no daba muestras de llorar ni de protestar, limitándose a chuparse un puñito minúsculo dando muestra de que tenía un hambre canina.
Durante varios minutos estuve oyendo como el médico le pedía a Raquel que se desnudara del todo, incluido el sujetador, y cómo le hacía preguntas que ella respondía sumisa y atenta. Me pregunté porque la vida era tan cruel como para privarme de una fantasía que me hubiera hecho el más feliz de los hombres, pero sólo al final pude tener una pequeña recompensa.
- Ya puede vestirse, señora, está todo muy bien
El médico apartó un poco el biombo para dirigirse a su mesa mientras se quitaba los guantes de latex. Durante un instante fugaz, el tiempo justo que la desgraciada de la enfermera tardó en volver a cerrar el biombo, pude ver a Raquel incorporarse en la camilla y bajarse desnuda ¡completamente desnuda! para coger sus ropas del taburete donde estaban. Fue solo un flash, pero quedó grabado a fuego en mi cerebro, lo malo es que ella también tuvo tiempo de ver como yo estiraba el cuello, curioseando, con mis ojos clavados en su desnudez. Entonces fue cuando Felipín empezó a llorar de nuevo, cuando ya no servía de nada a mis propósitos.
Durante el trayecto hasta casa ella no me dijo nada de aquello y hablamos de mil tonterías. Como iba con el bebé en brazos, sentada en el asiento trasero, yo la miraba por el retrovisor mientras charlábamos, aunque Felipito apenas nos dejaba porque se chupaba el puño y lloraba de hambre, haciendo que la madre cada vez se pusiera más nerviosa
- Voy a tener que darle de mamar sin esperar a llegar a tu casa, tito
- Si ya estamos llegando, niña, es un minuto y aparco
Cuando entramos en la casa el crio estaba desesperado. Raquel, sin pensárselo dos veces, me lo puso en los brazos y se sacó la camiseta por la cabeza. Luego se llevó las manos a la espalda y se desabrochó el sujetador arrojándolo sobre el sofá. ¡Qué espectáculo más maravilloso ver aquellas dos tetas liberándose a un tiempo de las apreturas del sostén! Oscilaron durante un momento y luego se pararon erguidas y tiesas, rezumando leche por los pezones gordos y almendrados.
- Tito, pásame la bolsa, por favor
Yo estaba embobado mirándola con arrobo y ni me enteré de lo que me decía, porque el crio berreaba cada vez más fuerte y mis ojos los tenía clavados en aquellos hermosos pechos
- Titooo…tierra llamando a tito, tierra llamando a tito….jajajajaja
Cuando caí en la cuenta de lo que me estaba diciendo y de la risa que le había provocado que le estuviera mirando las tetas de esa manera, enrojecí como un pavo y le pasé la bolsa todo cortado. Ella, sin que al parecer la hubieran molestado mis miradas inoportunas, sacó una gasa y un botellín de suero y se puso a limpiarse con cuidado los pezones como si nada, con toda naturalidad, y cuando terminó se sentó en el sofá y me pidió que le pasara a su niño
- Bueno, me voy a la cocina para que le des de mamar tranquila al nene
- ¿Te vas a ir ahora, tito? ¿No quieres quedarte a ver como traga el mamoncillo este? Mamoncillo, que eres un mamoncillo….¿quieres la tetita de mamá? Venga toma
Entre los mimos y arrumacos de su madre, Felipín se afanaba en chupar, agarrando aquella preciosa ubre cálida y suave, con el pezón oscuro metido en la boca mientras que mi sobrina se apretaba la teta con dos dedos para que fluyera mejor la leche. Mientras el niño ordeñaba una, la otra teta, rebosante de leche, empezó también a rezumar y el líquido blanquecino empezó a chorrearle por el cuerpo abajo, en reguerillos brillantes hasta llegarle a la falda. Ella me hizo un gesto, señalándome con la barbilla aquel desastre y pidiéndome ayuda
- Tito, por favor, ¿puedes….? Coge una gasa limpia
No sé muy bien si lo que quería era limpiarse ella misma o que lo hiciera yo, por eso decidí no preguntar y aprovecharme por una vez en la vida de la situación. Con la gasa en una mano me dejé llevar por mis impulsos y con la otra agarré con mucho cuidado su pecho. El contacto con aquella piel de una suavidad extrema y una calidez acogedora hizo que la excitación que sentía se disparase hacia arriba y más cuando con el dedo envuelto en la fina gasa pude apreciar cada rugosidad de aquel pezón mientras lo secaba. Luego le sequé también los regueros del costado y del vientre y no paré hasta que ella me miró sonriente y me dijo
- Ya está bien, muchas gracias…..eres un sol, tito
Estuve un buen rato sentado frente a ella, contemplando aquel bello espectáculo de una mujer hermosa amamantando a su hijo y aunque tenía la polla dura y apretada contra mis vaqueros, dolorida por la presión, el placer empezó a conquistar terreno en las punzadas de gusto que empezaron a recorrerme el glande a impulsos rítmicos.
-Venga, cariñito, ahora la otra tetita de mamá
Cuando lo cambió de pecho, Felipín protestó un poco porque en ese lado le costaba más trabajo mamar. Mordía con sus encías el pezón, agarraba con fuerza la teta, tiraba. Mi sobrina empezó a fruncir los labios y a entrecerrar los ojos, suspirando
- ¿Te duele, Raquelita?
- Que va….tito….no es…eso……hmmmm
- ¿Qué tienes chiquilla? No me asustes
- No pasa nada, tito, tranquilo, a veces me da…….jajajaja……bueno….me da gusto, vaya. No sé si eso será normal, la verdad
- Ahhhhhh, sí, creo que eso es normal y ahora ¿te está dando…..gustito?
- Siiiiii…….. jajajajaja, que verguenza
No hacía falta que me lo jurara. Con el cambio de pecho, mi sobrina había cambiado de postura en el sofá y estaba medio recostada. La expresión de su cara, con los ojos cerrados y el casi imperceptible temblor de sus labios, indicaba que aquel mamoncete estaba acercando a su madre al éxtasis. Al relajarse, abrió un poquito las piernas, y como aquella faldita vaquera era demasiado corta para aquellos muslazos potentes y largos, mi condición de fetichista volvió a verse satisfecha plenamente, porque pude verle perfectamente sus braguitas blancas de lycra, marcando la raja vertical de sus labios íntimos, la oscuridad de su vello púbico asomando un poquito por las ingles, el bulto de su monte de Venus bajo el fino tejido.
- ¡Ay, por Dios! ¡Como aprieta este tragón! Me va a dejar sequita
Abrió los ojos de golpe y no me dio tiempo a disimular. Era tan obvio que le estaba mirando las bragas y el interior de sus muslos, que ella en un reflejo muy femenino cerró las piernas con suavidad y siguió hablando conmigo. Me sostuvo la mirada fijamente durante unos segundos, con esa sonrisa resignada y melancólica tan característica que tiene, como si dijera “vaya, vaya, por primera vez en muchos años mi tío está cayendo en la tentación de mirarme” pero luego desvió sus ojos de los míos como dándome permiso, de una manera silenciosa y tácita, para que la mirara y abrió de nuevo las piernas tan suavemente como las había cerrado.
Aquello me avergonzó tanto y me sentí tan mal por estar quedando en evidencia de esa manera ante ella, que me levanté diciéndole que estaría en la cocina preparando el desayuno hasta que terminara de dar de mamar al bebe. Aunque me aseguró de manera insistente que yo no la importunaba con mi presencia y me pidió que me quedara, no le hice caso y salí del salón, pero antes de irme pude comprobar algo que me llenó de incertidumbre y sorpresa, porque en las braguitas de mi sobrina había podido advertir, extendiéndose por la lycra, una manchita de humedad procedente de su vagina.
- Tito, ya hemos terminado
Apareció en la cocina con el crio apoyado sobre su hombro y dándole palmaditas en la espalda. Como seguía sin ponerse el sujetador, ofrecía una imagen muy sexy con aquella faldita vaquera como única prenda para cubrir su cuerpo de proporciones gloriosas y aquellos pechos tiesos y enhiestos oscilando con el más mínimo movimiento que hiciera, pero yo, como no quería volver a quedar como un mirón empedernido ante mi sobrina (que en realidad es lo que soy) le mantenía la mirada, sin bajarla en ningún momento salvo cuando ella no estaba atenta y podía admirarla con impunidad.
- Por lo menos Felipito ya ha desayunado y tú ¿no quieres desayunar? He preparado café, zumo y tostadas
- ¡Qué hambre, tito! Pero mejor desayuno después, primero quiero darme una duchita rápida. Estoy toda pringosa de leche y me gustaría también cambiarme de……..bragas
- Claro mujer, ahora mismo te enciendo el calentador
- Muchas gracias, ah y ¿te parece que deje al niño en la cama de tu dormitorio? como esta frente al baño puedo vigilarlo mientras me desnudo
- Está bien, ahora voy yo y me hago cargo de él
El corazón se me volvió a disparar en el pecho ¿había entendido bien? ¿se iba a desnudar con la puerta abierta para vigilar al crio? ¿es que mi sobrina había dejado las buenas apariencias de lado y al final iba a tirar por la calle de en medio? Si eso era así, yo tenía todas las probabilidades del mundo de sacar tajada de la situación, así que cuando prendí el termo de butano, dejé pasar un tiempo prudencial y avance por pasillo con las pulsaciones a mil por hora.
- Espera sobrina, voy a darte una toalla de baño limpia, creo que tu tía las guarda en el armario
Mientras buscaba la toalla vi como ella, con la puerta del baño totalmente abierta, giraba un poco el torso desnudo para empezar a bajar la cremallera de la falda, luego, sosteniéndola con una mano, la dejó caer hasta los tobillos y se la quitó, quedándose solamente con las braguitas blancas de lycra y se puso a frotar la mancha de la falda en el lavabo con un poco de jabón. Es imposible que os pueda describir a la perfección lo que me entró por el cuerpo, pero imaginaos vosotros la situación.
Una mujer alta, bien formada y con un cuerpo atlético, una piernas largas y morenas, unas caderas anchas ceñidas por una escueta braguita de lycra semitransparente que deja translucir la oscuridad del vello púbico por delante, y por detrás deja dos mediaslunas blancas sobre las cachas del culo. Unas tetas grandiosas, repletas y tersas, que se cimbrean adorablemente cada vez que sus manos frotan la faldita que está lavando y por fin una larga melena rubia, recogida en una cola de caballo, enmarcando una cara de rasgos nórdicos. Excitante ¿verdad? Pues pensad como estaba yo viendo aquel espectáculo en vivo y en directo, empalmado como un semental.
- Toma Raquel, la toalla, si necesitas algo mas me avisas
Quijotescamente cerré la puerta del baño, aunque privarme de la visión de aquel cuerpo era lo que menos deseaba en ese momento. Sentía que no podía aprovecharme de mi propia sobrina, que estaba mal que la lujuria empañara mi relación familiar con ella, pero no había dado ni dos pasos para ir a coger a Felipito en brazos, cuando ella misma fue la que volvió a abrir la puerta.
- No, no, tito, mejor no cierres, no quiero que el niño coja un berrinche después de haber mamado, quédate tu con él vigilándolo y deja que me pueda ver desde la cama mientras me ducho
Agggggggg, las trompetas del apocalipsis resonaron de nuevo en mi interior, ahora si que nada ni nadie iba a librar a mi sobrina de mis ojos lujuriosos. Ni yo me dejaría llevar por la timidez ni había nadie en la casa que pudiera interponerse entre ella y yo. Si a Raquel parecía no importarle que la viera desnuda, yo no me iba a hacer el estrecho y pensaba aprovechar al máximo lo que el destino me deparara, así que me lancé al ataque
- Sobrina, se te ha quedado el cuerpo muy bien después del parto, ni siquiera se te han caido las tetas un poco
- ¿Tu crees tito? Pues yo estoy un poco acomplejada, porque Felipe apenas si me toca
- ¡Pero que dices, niña! Ya me gustaría a mi que tu tía estuviese ni la mitad de buena que tú
- Jajajajajaja como se entere tita de lo que dices se va a enfadar
- No, tu tía se va a enfadar como se entere de que yo te he estado mirando mientras te desnudabas para meterte en la ducha
En ese momento, sin que sonaran campanas ni nada parecido, mis deseos se hicieron realidad de golpe y porrazo, porque mi sobrina sin que le temblara el pulso ni diera muestras de vergüenza alguna, se llevó las manos a las caderas y se bajó las bragas hasta los tobillos con un movimiento gracioso y rápido. Se quedó totalmente desnuda frente a mí, dejando que le viera bien el coño medio abierto, mientras me miraba fijamente a los ojos con una expresión muy seria en el rostro
- ¿Y como se va a enterar? ¿es que tu se lo cuentas todo?
De pronto cambió la expresión y se puso a reir mientras se daba la vuelta y se metía en la bañera
- Jajajajaja, hay que ver la importancia que los de vuestra quinta le dais a la desnudez y al sexo en general ¿sabías que a mi marido le gustan los intercambios de pareja y no para de intentar convencerme para que lo hagamos? Pues ya ves, y tiene solo ocho años menos que tú, tito. El sexo sirve para disfrutar del amor, no para buscarse problemas
Me quedé callado admirando su culo redondo y firme y cuando se inclinó un poco para abrir los grifos y coger el jabón su entrepierna peluda y rosada quedó completamente expuesta a mi vista.
- Y a ti ¿te gusta eso de los intercambios, sobrina?
- Si, quiero probar, pero estoy esperando que llegue un hombre como tú y se decida
Durante unos minutos no volvimos a hablar, ella se enjabonaba todo el cuerpo y de vez en cuando me miraba a los ojos, mientras yo recorría toda su anatomía con la mirada, sin dejarme ni un centímetro por escrutar. Me fijaba especialmente en los pliegues y relieves de su piel, en las ingles, en su vientre blanco y brillante por el agua, en los pelos negros y rizados de su pubis, en los labios rosados y abultados,algo entreabiertos, de su coño, en su espalda recta y sus muslos fuertes y musculados. Cuando tuve su imagen bien guardada dentro de mi cabeza y la constancia de que podría recordarla siempre en el futuro, decidí romper el silencio.
- ¿Un hombre como yo? ¿Te gustaría hacer el amor con un hombre como yo? ¿Hablas en serio?
- Dios mio, pero que tontos podéis llegar a ser los hombres…..¿es que quieres que me humille pidiéndotelo? Es a ti a quien deseo desde que era una niña
Salió de la bañera sin secarse, descalza y con los pies mojados y dejando las pisadas sobre el parquet, se dirigió desde el cuarto de baño al dormitorio, donde su hijo , por fin, se había quedado dormido sobre la cama y desde donde yo la miraba extasiado por su belleza al desnudo.
- O me follas ahora o no te daré otra oportunidad, tito, es la primera y la última vez que te lo voy a pedir
No hizo falta que me dijera mas, mi mujer, desde el portafotos de la mesilla de noche, vio como me desnudaba en dos zarpazos y como nos besábamos en los labios con toda la dulzura del mundo. Fue un beso prolongado, intenso, un beso que habíamos estados dándonos durante años sin saberlo y que ahora estallaba mientras nos abrazábamos desnudos el uno contra el otro. La tendí en la cama, bocarriba, y acaricié sus tetas y sus pezones de madre lactante, probé un poco de su leche que me supo dulce como la miel y recorrí su vientre con mi boca haciéndole cosquillas.
- Un poco mas abajo, tito
- ¿Quieres que te lo coma?
- Si, por favor, cómetelo
Mi lengua hizo estragos en su coño, salado y ardiente, cuando le chupé y le mordisqueé el clítoris, mientras ella daba gemidos de gusto y a punto estuvo de despertar al niño. Luego mis dedos exploraron todos sus escondites y palparon cada relieve de su entrepierna, la penetre con ellos por el culo y por la vagina, acaricié sus labios íntimos hasta la extenuación y la hice suplicar que terminara con aquello
- Ay tito ¿que me haces? Fóllame ya….fóllame ya….métemela….mira que no aguanto
Un hombre de mi edad sabe cuando ha llegado el momento, así que hice que con sus manos me acariciara la polla y que fuese ella misma quien la dirigiera hacia su interior, tiesa y rígida como un palo. Se entretuvo un poco restregándose la pipa con el glande de mi pene pero inmediatamente hizo que la penetrara y rodeó mi cuerpo con sus muslos para que no me pudiera escapar.
- Ya eres mio, échame tu leche dentro que yo soy tuya, solo tuya
No hubo necesidad de kamasutra ni de posturitas pintorescas, ella seguía bocarriba y yo casi la aplastaba con mi peso mientras empujaba con mi polla en su entrepierna. Con un brazo mantenía elevado mi cuerpo y con la mano libre le acariciaba las tetas o le pellizcaba el culo, hasta que llegado el momento álgido le penetré el ano con el dedo corazón. Ella me acariciaba la espalda con pasión y en algún momento no quiso ahorrarme un arañazo doloroso ni un mordisco en mis pezones, pero cuando empezamos a corrernos juntos agarró mis nalgas como si sus manos fueran garfios y me obligó a aumentar el ritmo de mis penetraciones
- Te quiero tito, te quiero con locura….. amor mio, sólo tu eres el hombre que me hace feliz
La besé en la boca para que no dijera nada irremediable. Solté toda la carga de mis testículos dentro de su coño, sin tomar precauciones, sin sacarla en el momento oportuno. No nos importaba nada ni nadie. Ella se corrió entre espasmos y contracciones de su vientre y se quedó desmadejada sobre la cama cuando yo me aparte y me tendí a su lado, mirando como mi semen se desbordaba de su vagina y manchaba sus muslos y la colcha de la cama.
- Mira, tito, mira el mamoncillo este
Felipín sonreía, mirándonos en su inocencia mientras se chupaba el puñito con su boca desdentada, tendido junto a nosotros.